Los Elefantes Salvados por Ratones


Había una vez una ciudad que había sido abandonada y había caído en la decadencia. Por muchos años, solo los ratones habían vivido allí, ocupando los agujeros del suelo de las destartaladas mansiones. Generaciones de ellos habían morado en la ciudad con gran comodidad y felicidad, sin ser molestados por otras criaturas.
Un día, un gran elefante macho, Señor de su rebaño los dirigía a un lago cercano, al pasar por la Ciudad de los Ratones, él y sus seguidores pisotearon miles de sus habitantes, dejando una huella de devastación en su camino. Los ratones sobrevivientes entonces llamaron a una reunión de emergencia para discutir el desastre.
“Este poderoso elefante amenaza aniquilarnos a todos, si continúa usando el mismo atajo hacia el lago” dijo uno de los ratones líderes.
“Eso es verdad”dijo otro. “Tal como una serpiente mata con su mirada y el rey con su sonrisa, el elefante mata por su mero toque.”
Los ratones decidieron que su única esperanza era aproximarse al elefante líder y rogarle para que tome otro atajo. Entonces una comisión de ratones fueron donde se encontraba el elefante líder y le hablaron así, “Buen señor, por largo tiempo hemos vivido pacíficamente en esta tierra. La hemos heredado de nuestros ancestros y hemos prosperado aquí por muchas generaciones. Sin embargo, su señoría, al pasar por este camino está causando estragos entre nuestra gente. Miles de nosotros han perecido, y tememos la destrucción total.”
Los ratones preguntaron si podían ser amigos de los elefantes. “Quien sabe, si nos ayudan ahora quizás en el futuro podamos prestarle algún servicio.”
El elefante pensó en ello por unos minutos y luego dijo, “Muy bien, noble ratón, acepto. Mis seguidores y yo iremos por un camino diferente. Pueden  permanecer tranquilos.”
Algún tiempo después cierto rey ordenó a sus cuidadores de elefantes que atrapasen más ejemplares de esta especie. Luego fueron al lago y en sus cercanías construyeron un lago como señuelo con una gran fosa cubierta de pasto. Como lo quiso el destino, el señor de los elefantes cayó dentro junto a muchos de sus seguidores. Los tramperos entonces los ataron con sólidas cuerdas y los llevaron a rastras. Como era de noche, los elefantes fueron atados a unos cuantos árboles macizos, con la intención de llevarlos a su ciudad por la mañana.
Durante la noche, el rey elefante pensaba tristemente. “¿Qué haré ahora? Una desgraciada vida en cautiverio pronto será mía, junto a estos otros que me han seguido.”
Entonces recordó a los ratones. “Seguro nos ayudarán” pensó y habló con una elefanta nodriza que había conseguido evitar la trampa.
“Ve de prisa a buscar a los ratones” dijo.
La elefanta nodriza obedeció y en breve llegaron miles de ratones a la escena. Inmediatamente comenzaron a roer las sogas y pronto fueron liberados todos los elefantes.
“Y por eso es que no desprecio la amistad de incluso la criatura más débil” dijo Moteado.
“Entonces que así sea” dijo Pasolento. “Seremos los mejores amigos, estoy seguro de ello.”
Moraleja: Incluso amigos débiles pueden ayudar.
Los cuatro comenzaron entonces a pasar juntos sus días, conversando felizmente sobre ética, filosofía y religión. Un día, no obstante, Moteado no apareció a la hora señalada para la reunión.
“¿Qué pudo haber sucedido?” dijo Pasolento. “¿Habrá sido atrapado por un cazador o quizás matado por un león?”
Le pidió a Fugaz que lo buscase. El cuervo partió enseguida y voló alto sobre el bosque. Después de un corto tiempo vio a Moteado debajo, atrapado en una trampa de cazador. Volando enseguida hacia abajo, dijo, “Querido amigo, ¿Cómo ha ocurrido esto?”
“Tuve mala suerte. Mi muerte está ahora cerca. Por favor perdona si alguna vez te he ofendido. Ve con tus amigos y ruégales perdón a ellos también. Ahora debo hacer las paces con la tierra, ya que pronto iré ante el gran señor de la muerte.”
“¡Tonterías! Con amigos como nosotros ¿Por qué habrías de morir? Aguanta mientras voy por Dorado. Él te liberará.”
Fugaz voló rápidamente de regreso con sus amigos. Llevando a Dorado sobre su espalda, entonces regresó inmediatamente con Moteado. Dorado estaba abrumado de tristeza al ver al ciervo atrapado. “Querido Moteado, eres una persona sabia y erudita. ¿Cómo entonces has caído en tal condición?”
“¿Por qué preguntar? ¿No somos todos indefensos ante la todo poderosa mano del Destino? Cuando la muerte llega ¿Quién puede enfrentarla? ¿Y quien sabe cuando vendrá, día o noche? Un hombre sabio por lo tanto espera que cada día sea el último, siempre manteniéndose preparado para su inevitable final.”
“No, no necesitas morir hoy” dijo Dorado. “Yo te sacaré de esto, pero aún estoy sorprendido que hayas caído en esta trampa.”
“No es tampoco la primera vez” dijo Moteado. “Déjame contarte que me ocurrió antes.”