El Cuervo y la Serpiente


Una vez vivía un cuervo y su esposa en un gran árbol baniano. Habiéndose construido ellos mismos un confortable nido, empollaron sus huevos. No obstante, antes que los polluelos hubieron echado las alas, una mortífera serpiente negra encontró el nido y los tragó a todos. El cuervo sufrió una pena sin nombre, pero no pensaba en abandonar su querido árbol. Efectivamente, se dice:
Cuervos, cobardes y ciervos, estos tres,
Nunca abandonarán sus hogares,
Pero los elefantes, leones y el noble, observamos,
Se irán rápidamente cuando son deshonrados.
Pero la cuerva estaba llena de temor. Fue junto a su esposo y dijo, “Debemos abandonar este lugar. La serpiente se ha tragado nuestros hijos. Nosotros seremos los próximos. Marchémonos ahora.” Ella citó un proverbio, “Aquel con tierras en la costa del río, aquel cuya esposa ama a otro, y aquel cuyo hogar está infestado de serpientes -¿Cómo pueden tener paz cualquiera de estos?”
Pero no obstante el cuervo no se marchaba. Le dijo a su esposa que no podía abandonar el árbol que lo había cobijado por tanto tiempo. “En lugar de ello, encontraré los medios para matar a esa maldita serpiente.”
La cuerva rió. “O sí, tú, el poderoso cuervo, dará muerte a la gran serpiente negra.”
“Puede que sea débil, pero tengo amigos expertos en política. Ellos me ayudarán a matar esta malvada criatura con seguridad.”
Moraleja: La estrategia triunfa donde falla la fuerza
“Entonces ve rápido con ellos. Ya no puedo soportar más la tristeza que me ha causado esa serpiente.”
El cuervo voló de inmediato a ver a su amigo, una hiena que vivía cerca. Se inclinó ante él con respeto y luego le narró la triste historia sobre sus polluelos, concluyendo al decir, “¿Qué piensas que debo hacer?”
La hiena contestó, “No te preocupes más. Debido a su crueldad esta desgraciada ha firmado su propia sentencia de muerte. Se dice que uno no tiene que hacer ningún esfuerzo en hacerles daño a los malvados, porque pronto se destruirán a sí mismos.”
La hiena entonces narró a su amigo una historia para ilustrar este punto. “Escucha de mí sobre el cangrejo y la garza.”