El León y la Ingeniosa Liebre


Hace mucho tiempo en un cierto bosque, vivía un león llamado Garras Terribles. Él era altanero y poderoso, masacraba libremente a los otros animales del bosque. No podía ver otro animal sin matarlo, aunque no lo necesitara para comer.
Un día los animales se juntaron para discutir la situación. “Este león nos está destruyendo” dijeron. “Vayamos junto a él con una propuesta.”
Los animales entonces se aproximaron a Garras Terribles y dijeron, “Si no detienes tu cruel matanza, pronto ya no quedarán animales en el bosque. ¿Por qué no te enviamos en lugar de ello una bestia todos los días?”
Citaron versos de las escrituras para apoyar su petición.
“Por el bien del cuerpo perecedero y lleno de dolor,
Un tonto comete miles de crímenes.
Luego en miles de vidas a partir de entonces,
Él sufre miles de males.”
Los animales se explayaron en su petición y Garras Terribles finalmente aceptó.
A partir de entonces se le enviaba un animal diariamente. Después de un tiempo, le tocó el turno a la liebre. En el camino hacia el león empezó a pensar. “Este es el final para mí. Las mandíbulas de la muerte están bien abiertas para recibirme. ¿Pero porqué debo aceptarlo sumisamente? Una persona sabia puede hacer cualquier cosa. Aún puedo salvarme de Garras Terribles.”
La liebre empezó a caminar muy lentamente, alcanzando finalmente al león bien pasada su hora de comer. El león estaba furioso. Lamiéndose la boca y gruñendo, dijo, “¿Qué es esto? ¿Cómo te atreves a hacerme esperar? Prepárate para encontrarte con una dolorosa muerte. Luego mataré a los otros animales también. En cualquier caso, tú eres apenas un bocado para mí.”
La liebre se inclinó y dijo con temblorosa voz, “Mi señor, no es mi culpa. Por favor escúchame por un momento antes de devorarme.”
“Está bien, pero apúrate. Estoy hambriento.”
“Oh poderoso, hoy era el turno de las liebres para ser tu comida. Cinco de nosotras partieron, ya que sabíamos que una liebre no sería suficiente para ti. En el camino, no obstante, otro león saltó sobre nosotras. ‘Invoquen a sus deidades elegidas’, dijo. ‘Digan sus oraciones, ya que su fin ha llegado.’
“Antes que pudiera decir nada se comió a mis cuatro compañeras. Entonces giró hacia mí, pero lo detuve diciendo, ‘Incurrirás en la cólera del muy poderoso Garras Terribles.’
“Me preguntó que quería decir y le expliqué el arreglo que teníamos contigo. Riendo, me dijo, ‘¿Quién es este impostor, Garras Terribles? Qué atrevido. Este bosque es mi dominio. Prescindiré de ti, liebre. Ve con Garras Terribles y dile que se marche rápidamente, antes que lo encuentre.’
Garras Terribles rugió de ira. “¡Qué! ¿Otro león en mi bosque? ¿Dónde está? Llévame con él ahora mismo.”
El león extendió sus largas garras, haciendo que la liebre temblara de terror. “Desde luego que lo llevaré allí, mi señor, pero ten cuidado, él tiene una fortaleza.”
“Oh, la tiene, ¿verdad?  Bien, eso no me preocupa. Llévame allí ahora mismo. Lo destrozaré.”
“¿Estás seguro? Este león parecía extremadamente fuerte. Uno debe siempre llegar a la batalla con precaución, ya que se dice:
Si un hombre débil parte
Para encontrarse con un poderoso enemigo,
Pronto huye en rápida retirada,
Superado por la angustia.
Garras Terribles empezó a perder la paciencia. “No tengo tiempo para estos discursos. También se dice que se debe sacrificar tres cosas apenas muestran el rostro, a saber, fuego, enfermedad y enemigos. No temo a nada, especialmente a este arrogante impostor. Llévame con él inmediatamente.”
La liebre se inclinó ante el león. “Como quieras, majestad. Sígueme.” Condujo al león a un profundo pozo que había visto más temprano en su camino. Se adelantó corriendo y cuando Garras Terribles lo alcanzó, dijo, “Sólo observa mi señor. El cobarde te vio venir y se ha refugiado en su fortaleza subterránea.”
La liebre apuntó hacia pozo y Garras Terribles se dirigió allí. Miró hacia abajo y vio su propio reflejo en el agua muy al fondo. Rugió con todo su poder y el sonido volvió a él en un eco.
Los ojos de Garras Terribles se abrieron ampliamente de furia. “Entonces, ¿Quieres pelear, verdad?” bramó. Entonces saltó al pozo y se ahogó. La liebre cayó al suelo con alivio. Rió en voz alta y regresó junto a los otros animales, quienes lo felicitaron efusivamente.
Astuto finalizó su relato. “De esta manera, aquel que es inteligente puede siempre lograr su fin deseado.”
Moraleja: La inteligencia es la verdadera fuerza
“Por tu bien espero que estés en lo cierto” dijo Cuidadoso. “Aún pienso que no es sabio enfrentar un poderoso enemigo de ninguna manera.”
“Quizás, pero únicamente el tímido se acobarda ante el destino adverso, pensando que son incapaces. El valiente y el audaz realizan el mayor esfuerzo y como resultado, es favorecido por la fortuna. ¿Cómo hasta los dioses ayudan a aquellos que nunca se rinden en sus esfuerzos?. Escucha de mi un relato que demuestra que esto es verdad.”