El Oro de la Serpiente


Había una vez un brahmana que trató de ganarse la vida como granjero. Pero sin importar lo mucho que se esforzara, no triunfaba. Nada crecía, excepto malezas.
Un día, durante el caluroso verano, se acostó para descansar bajo la sombra de un árbol en medio de su campo. No lejos, vio un hormiguero con una gran serpiente sobre él, su capucha completamente extendida.
El granjero se sentó rápidamente y exclamó, “¡Mi Dios!” Ahora sé porqué no he podido cultivar nada. Esta es obviamente la deidad de este campo. No la he adorado y ese fue mi error.”
Entonces fue a la ciudad y mendigó por un poco de leche y la colocó en una vasija de barro, que colocó al pie del hormiguero. “Oh gran guardián del campo,” él oró, “perdóname. No te he presentado debidos respetos. Por favor acepta esta humilde ofrenda.”
Luego fue a su casa. A la mañana siguiente cuando volvió a su campo, encontró una moneda de oro en la vasija de barro. Alborozado, se puso la moneda en el bolsillo y se fue a su casa.
Esto continuó por un tiempo, con el brahmana que recibía una moneda de oro todos los días y ofreciendo más y más leche y otros artículos a la serpiente.
Un día tuvo que ir a otro pueblo por negocios e instruyó a su hijo para que ejecutara la ofrenda a la serpiente. El muchacho hizo como se le pidió y él también pronto encontró una moneda de oro en la vasija de la leche.
“Esto es muy bueno” se dijo para sí mismo. “Sin duda hay un gran escondite de monedas en este hormiguero. Si yo mato a esta serpiente, entonces las puedo coger todas.”
Al día siguiente cuando trajo la leche, ocultó un garrote bajo sus ropas. Apenas la serpiente salió y comenzó a beber la leche la golpeó lo más fuerte que pudo. Pero la serpiente solo estaba herida, no muerta. Inmediatamente clavó sus colmillos en el muchacho con furia venenosa, matándolo al instantánte.
Cuando su padre regresó y encontró su cuerpo, lloró de pena. Él entonces construyó una pira e hizo cremar debidamente al muchacho.
Habiendo visto el garrote ensangrentado cerca del hormiguero, se dio cuenta de lo que había pasado y entonces llamó a la serpiente, “Oh Deidad, sal de ahí. Acepta mis ofrendas de nuevo. Mi hijo fue matado por su propia culpa.”
La serpiente entonces salió y dijo, “Mira mi maltrecha capucha, mira la ardiente pira; una vez roto el amor, ¿Cómo puede ser reparado otra vez? Diciendo esto desapareció dentro de la tierra y ni ella ni las monedas de oro fueron vistas otra vez por el brahmana.
Moraleja: La confianza rota es difícil de reparar
Por lo tanto, su Majestad, yo digo mátalo inmediatamente” dijo Ojo Rojo. “Quita de raíz a todos tus enemigos y vive en paz.”
Ojo Feroz dijo entonces, “Creo que no debería ser matado. Él ha buscado tu refugio, Oh Rey. Por darle refugio obtendrás grandes beneficios en esta vida y en la próxima. Por otro lado, aquel que daña a una persona indefensa caída a sus pies va directo al infierno.”
Ojo Feroz entonces narró la historia acerca de una paloma que alcanzó el cielo simplemente por su bondadoso comportamiento contra un enemigo.