El Chacal Azul


Una vez un chacal llamado Aullador vivía en un bosque cercano a una ciudad. Un día que estaba extremadamente hambriento, entró a la ciudad para buscar comida. Cuando llegó allí, fue visto por una jauría de perros que lo persiguió inmediatamente. Aullador huyó aterrorizado por las calles con los perros ladrando e intentando morder su cola. Corrió hacia el patio de un lavandero para refugiarse, corriendo desesperadamente por los alrededores cayó en una gran batea de tinta azul brillante. Cuando los perros lo atraparon, emergió de la batea, teñido de azul brillante. Los perros le echaron una sola mirada y luego huyeron aullando en la dirección de donde habían venido.
Aullador regresó al bosque. Los otros animales, escaparon en todas las direcciones al verlo. “¿Qué tipo de bestia es esta?” gritaban.
Aullador vio su oportunidad. Él llamó, “No teman. No he venido a dañarlos. De hecho, el Señor Brahma me ha creado para ser el rey de las bestias.”
Los animales se acercaron a él cautelosamente. Él les sonrió y dijo, “Es verdad. El gran señor decidió que los animales necesitan un líder. Por lo tanto él me ha nombrado a mí, Aullador, como ese líder. Tranquilícense. Estarán protegidos sin dudar por mis patas de rayo.”
Aullador se sentó sobre una elevada roca y los otros animales, creyendo su historia, se adelantaron para presentarle sus respetos. Se inclinaron profundamente ante la maravillosa criatura y dijeron “Señor, por favor dinos que debemos hacer.”
Aullador nombró al león como el jefe de los ministros, el tigre como su canciller, y al elefante como el portero real. Nombró a muchas otras bestias con diversos cargos, pero no quería saber nada con los chacales. “¡Llévense a esta jauría de carroñeros! Ordenó y fueron asidos por la garganta y echados fuera.
Entonces comenzó a disfrutar de su posición real, mientras los otros animales, encabezados por el león, iban a cazar. Le traían comida que la ponían a sus pies. Después de comer su porción, Aullador graciosamente dividía los remanentes entre sus seguidores.
Los días transcurrían placenteramente para Aullador hasta que, un día, mientras se encontraba en medio de los animales, una cercana jauría de chacales comenzó a aullar fuertemente. Tan pronto como escuchó este sonido, Aullador sintió su cuerpo estremecerse de placer. Sus ojos se humedecieron y él también empezó a aullar con todo su poder.
Escuchando aquel sonido característico de los chacales, los otros animales se miraron unos a otros con sorpresa. “Hemos sido engañados” dijeron. “Esta bestia azul es nada más que un sarnoso chacal.”
Quedaron desilusionados por unos pocos momentos, avergonzados por su estupidez. Aullador, dándose cuenta que el juego había terminado, lentamente empezó a escabullirse a hurtadillas. Viendo esto, los otros animales fueron superados por la ira. Cayeron sobre Aullador y lo despedazaron.
“De esta manera las personas necias son destruidas cuando abandonan a aquellos en quienes pudo confiar por otros a los que no” concluyó Astuto.
Moraleja: Conoce a tus verdaderos amigos.
Melena-dorada parecía pensativo. “Mmm, quizás debería tener cuidado aquí. Dime, Astuto, ¿Cómo piensas que Retozón perpetrará su ataque?”
“De veras debes tener cuidado, mi Señor. Vigila de cerca a Retozón. Normalmente viene ante ti con un temperamento humilde, la cabeza profundamente inclinada. Cuando lo veas echando miradas nerviosamente, sus puntiagudos cuernos listos para atacar, entenderás que está listo para hacer su movida. Él es un villano, Oh Rey. No tengas dudas.”
Dejando a Melena-dorada perdido en sus pensamientos, Astuto se levantó y fue a ver a Retozón. Se acercó a él despacio, pareciendo estar perturbado con su cabeza colgando hacia abajo.
“¡Astuto! ¡amigo! ¿Está todo bien contigo?” preguntó Retozón.
“¿Cómo puedo estar bien? Soy dependiente de otro. Ah, la vida de un sirviente del rey está cargada de preocupaciones.”
“¿Qué quieres decir?”
“El gran sabio Vyasa ha declarado que cinco clases de hombres soportan perder el valor de sus vida: el hombre pobre, el hombre enfermo, el necio, el exiliado, y el sirviente del rey. Es peor que la vida de un perro, porque al menos el perro puede vagar por ahí libremente. Los hombres del rey deben siempre estar en guardia.”
La gran frente de Retozón se arrugó. “¿Qué estas diciendo Astuto?”
“Está bien, como yo te aprecio, y como tú sólo viniste aquí por mi consejo en primer lugar, te lo diré, hasta bajo riesgo de mi propia vida. Retozón, el rey decidió matarte e invitar a las bestias de presa a que se alimenten con tu carne.”
Retozón quedó anonadado por algunos momentos. Miró fijamente a Astuto. Las palabras del chacal lo habían golpeado como un rayo. Luego de un minuto o dos él dijo, “Con razón se dice que solo un tonto considera al rey como su amigo. Sin duda Melena-dorada se ha vuelto contra mí, por las palabras de los granujas. Qué bien que lo dice el proverbio,
Las mujeres corren tras los vulgares,
Los reyes conservan hombres indignos,
El dinero se queda con el miserable,
Y la lluvia cae en la montaña,

“¡Oh, qué mala suerte! Nunca he hecho nada para ofender a Melena-dorada.”
Retozón se desplomó en la tierra. Una gran lágrima empañaba su ojo. Astuto habló con compasión, “Esto es tal como el comportamiento de reyes y príncipes que sienten placer al dañar a otros sin ninguna razón en absoluto.”
“¿Qué puedo hacer?” dijo Retozón. “Si uno está enojado por una causa, entonces quitando la causa el enojo será removido. Melena-dorada está enojado conmigo sin razón. Me recuerda la historia del tonto ganso que buscaba lotos blancos en el lago por la noche y terminó picoteando inútilmente a los reflejos de las estrellas. Luego cuando salió el sol, el tonto pájaro rechazó los verdaderos lotos pensando que eran aún más reflejos. Así lo hacen los hombres mundanos, picados por tantos villanos, que sospechan incluso de los puros de corazón.”
“Ah, muy cierto,” dijo Astuto.
“Pero realmente debo culparme a mí mismo. Dos cosas, amistad y matrimonio, deben siempre ser entre iguales. Yo soy un comedor de pasto y Melena-dorada vive de carne cruda. ¿Por qué me hice amigo de él?”
“Yo también tengo un poco de culpa aquí, Retozón. Después de todo, yo te conduje hacia Melena-dorada. Pero él también me decepciona. Sus palabras, al principio dulces y de bienvenida, ahora se convirtieron en veneno.”
Retozón sacudió su cabeza tristemente. “Él ha sido envenenado por otros, estoy seguro. Y yo, habiendo ingresado en la compañía de hombres malvados, soy tan bueno como la muerte.”
“Incluso si nuestro amo se ha enojado por informes falsos, tú serás capaz de apaciguarlo suficientemente rápido con tu conversación agradable.” dijo Astuto
“No, mi amigo. No lo creo. Nadie puede sobrevivir mucho entre malvados. Escucha de mí la historia del camello y el león que muestra que esto es verdad.” Y Retozón contó la historia