La Fatal Amistad del Camello


Había una vez un león llamado Arrogante que vivía en un gran bosque, servido por un séquito de otros animales que incluían un cuervo, un chacal y una pantera. Sucedió entonces que un día un comerciante estaba abriéndose camino por el bosque, liderando una caravana de cien camellos, todos cargados de mercancía. A un camello, llamado Fantasioso, incapaz de avanzar más, se le doblaron las rodillas bajo su pesada carga y cayó al suelo. El comerciante temía detener su viaje para acampar en el peligroso bosque mientras Fantasioso se recuperaba, entonces distribuyó la carga entre los otros camellos y prosiguió su viaje, dejando atrás al afectado camello.
Cuando la caravana se hubo marchado, Fantasioso se levantó y rengueó hacia algunos exuberantes pastos. Comiendo su pasto y durmiendo bien, pronto se recuperó y paseo pacíficamente por los alrededores cuando un día Arrogante y sus sirvientes lo vieron. Los ojos del león se abrieron grandemente al ver al camello. Él nunca había visto tal criatura. “¿Qué es esta fantástica bestia?” dijo.
El cuervo voló hacia Fantasioso y le preguntó. Luego regresó junto a su amo y dijo, “Este es conocido en el mundo como un camello. Se ve bien para comerlo. ¿Por qué no lo matas?”
“¿Matarlo? Como, es un invitado enviado aquí por la Providencia. ¿Cómo podría ser matado?”
Arrogante fue hacia el camello y le preguntó cómo llegó al bosque. Escuchando el relato del camello, él dijo, “Eres bienvenido aquí. Yo soy el rey de este bosque y te daré protección. Únete a mis otros seguidores y ponte cómodo.”
Arrogante luego se dirigió a sus tareas diarias de buscar y matar ciervos y otros animales para su comida y la de sus seguidores. Una vez, sin embargo, se encontró con un gran elefante macho y tuvo lugar una terrible pelea. Arrogante fue herido por los colmillos del elefante y tuvo que retirarse a su cueva para recuperarse.
Mientras el león yacía allí por algunos días, sus seguidores se tornaban más y más hambrientos. Finalmente, todos juntos fueron hacia él y dijeron, “Señor, estamos hambrientos. Por favor encuentra algo de comida para nosotros antes que muramos todos.”
“No puedo moverme de aquí” dijo Arrogante. “Mejor busquen algo de comida ustedes mismos.”
“¿Cómo podemos conservar nuestras propias vidas mientras tú te encuentras aquí en ese estado?” respondió el cuervo.
“Realmente estoy complacido con ustedes. Vayan entonces y tráiganme algo de comida también.”
El cuervo, el chacal y la pantera lo miraron inexpresivamente. Entendiendo sus mentes, Arrogante dijo, “Bien, solo rodeen algún animal y tráiganlo acá. Yo haré el resto.”
Los tres animales registraron el bosque pero no pudieron encontrar ningún animal para llevarlo hacia Arrogante. Después que hubieron buscado inútilmente por algún tiempo, el chacal le dijo al cuervo, “Amigo, esto es inútil. Pero tengo una idea. Está Fantasioso que confía en nuestro amo. Llevémoslo a Arrogante y hagámoslo matar.”
“Una excelente idea, pero existe un pequeño problema. Nuestro amo le ha garantizado protección.”
“Cierto,” dijo el chacal, “pero quizás yo pueda hacer algo respecto a eso. Espera aquí.”
Él entonces fue junto a Arrogante y dijo, “Su majestad, hemos mirado por arriba y por abajo, pero no podemos encontrar ningún animal adecuado. Estamos ahora tan débiles que ya no podemos dar un solo paso más. Mi única sugerencia es que mates a Fantasioso y lo comas.”
“¡Qué! ¿Cómo puedes siquiera pensarlo? Debería matarte por tal sugerencia. Fantasioso está bajo mi protección y no puede ser matado de ninguna manera.”
“Bien dicho, señor, pero escucha otra consideración. Los grandes sabios han dicho que una mala acción puede llevarse a cabo para alcanzar un bien mayor. Efectivamente, la escritura dice,
Sacrifica un hombre para salvar una familia,
Una familia para salvar un pueblo,
Un pueblo para salvar el país,
Y el mundo entero para salvar el alma de uno.”
“Puede ser, pero no lo mataré en este caso” dijo Arrogante. “Él se encuentra bajo mi protección.”
El chacal elogió la virtud de Arrogante y luego dijo, “No necesitas atacarlo y matarlo. Si, no obstante, él te ofrece su cuerpo como un regalo, entonces no existirá ningún crimen por matarlo. Él está consagrado a ti y así lo hará, estoy seguro.”
Arrogante, qué estaba hambriento también, finalmente consintió que bajo tales condiciones mataría a Fantasioso. El chacal regresó rápidamente junto a sus compañeros y les contó su plan. Entonces fueron junto a Fantasioso y dijeron, “Nuestro amo está por morir. Vayamos con él y veamos si podemos ayudar.”
Los animales se abrieron camino hacia la guarida de Arrogante. Cuando llegaron allí él dijo, “Mis amigos, ¿Qué noticias hay? ¿Han hallado algo de comida?”
“no” dijo el cuervo. “Pero no podemos sentarnos y mirar mientras tú pereces. Querido señor, toma mi cuerpo. Mátame y cómeme ya.”
El león rió. “Gentil cuervo, eres bueno al ofrecerte, pero eres apenas un bocado para mí.”
“Entonces tómame a mí” dijo el chacal con sus ojos llenos de lágrimas. “¿Qué sirviente digno de su nombre puede tolerar ver a su amo sufrir? Las sagradas escrituras declaran que un sirviente que sacrifica su vida por su amo alcanza los cielos en el acto. Aquí estoy, mi Señor. Mátame y come mi cuerpo.”
“Tú tampoco eres mucha comida, querido amigo” dijo el león. “Pero estoy complacido por tu devoción. No tomaré tu vida.”
Entonces la pantera se adelantó y se inclinó. “Parece que debo ser yo el que sea tu comida, Oh Rey.”
Pero el león dijo, “No puedo comer tu carne, ya que eres de la misma clase que yo. Está prohibido para mí comer animales que tengan garras.”
Observando todo esto, Fantasioso pensó que él también debería ofrecer su cuerpo. Parecía que el león no iba a matar a ninguno de sus devotos sirvientes. Seguramente hallaría una buena razón para rechazar también la oferta de Fantasioso. El camello se puso ante Arrogante y dijo, “Por favor acéptame entonces. Yo soy más que una comida para ti, Oh Rey, ni  tampoco soy comida prohibida.”
Apenas Fantasioso dijo esto, el león levantó una garra. Inmediatamente la pantera y el chacal cayeron sobre él y arrancaron sus entrañas, mientras el cuervo picoteaba sus ojos.
“Entonces, lo ves, así es como una persona es destruida por conservar malas compañías” dijo Retozón, “Yo también estoy condenado con seguridad.”
Moraleja: Conserva las buenas compañías
Retozón lamentó su destino por algún tiempo. “El rey y sus torcidos seguidores son una amenaza para todos. Sin duda es mejor tener un tonto por rey, si tiene sabios consejeros, que un rey sabio con tontos como sus consejeros. Efectivamente, son los consejos de los malvados consejeros los que son la amenaza más grande para todos.”
“Oh, concuerdo bastante,” dijo Astuto.
“Te contaré una historia sobre eso” dijo Retozón.