La Garza y el Cangrejo


Había una vez una gran garza que vivía al lado de un lago. Siendo muy vieja e incapaz de atrapar fácilmente los peces, se le ocurrió una idea. Permanecía al borde del agua, simulando estar débil y enferma, absteniéndose de atrapar incluso los peces que nadaban cerca de ella.
Observando esto, el cangrejo se le acercó y dijo, “Ey, tío, ¿Qué ocurre? ¿Por qué pareces tan abatido? ¿Cómo es que no estás engullendo peces, como tanto te gusta hacer?”
“Bien, mi amigo. Muchos son los días que pasé atrapando peces aquí. Pero parece que pronto acabarán. Ay de mi, se acerca una gran calamidad.”
“¿Qué desastre, tío?”
La garza dijo tristemente. “El otro día un grupo de pescadores pasaron por aquí. Observaron el lago, y después de discutir un poco decidieron regresar en pocos días con sus redes. ‘Pronto vaciaremos este lago de todos su peces,’ dijeron.”
El cangrejo se alarmó. “¿Es esto verdad?”
“Lo es, mi amigo. Estamos todos condenados. Pensando en esto me he vuelto abatido, y ni siquiera puedo intentar atrapar mi cena.”
El cangrejo difundió la noticia rápidamente a los otros habitantes del lago. Se reunieron todos  y dijeron, “Aquello que es la fuente del peligro también puede convertirse el salvador de uno. Vayamos con la garza y pidámosle que nos ayude.”
Los peces entonces se aproximaron a la garza y dijeron, “Oh Tío, Oh Padre. Oh hermano y amigo. Oh sabio y anciano. Por favor sálvanos de las mandíbulas de la muerte.”
La garza habló compasivamente “Deseo ayudarlos, ¿Pero qué puedo hacer? ¿Cómo puedo oponerme a los humanos?”
“¡Señor! Piensa en algo. Sin duda su señoría ha escuchado el siguiente verso de la escritura:
Siempre sintiendo piedad,
Dando todo en caridad,
El santo hará cualquier cosa,
Para aliviar el sufrimiento de otro.
La grulla asintió. “Muy bien. Hay una cosa que yo puedo hacer. Los transportaré uno a uno a un lugar seguro. Hay otro lago no lejos de aquí.”
Los peces pidieron a los gritos, sacando sus cabezas fuera del agua con impaciencia. “¡Llévame primero!” “¡Oh Tío, sálvame!”. La garza entonces levantó a los peces uno por uno y los llevó a una gran roca cercana, donde los comió silenciosamente.
Esto continuó por un tiempo, y luego el cangrejo, temiendo por su propia vida, otra vez se acercó a la garza y dijo, “¿Porqué no estás salvándome?” La garza miró al cangrejo y pensó qué sabrosa debía ser su carne. Sería un placentero cambio en lugar de los peces. Levantó rápidamente el cangrejo y voló lejos.
Luego de pocos minutos, el cangrejo vio debajo de la roca una pila de huesos de pez sobre ella. Se dio cuenta al momento lo que había sucedido. “Esta malvada garza a traicionado la confianza de los peces. Ahora me aplastará a la roca y me comerá también.” Pensando de esta forma, el cangrejo levantó su pinza y tomó el cuello de la garza partiéndola en dos.
La hiena terminó su historia diciendo, “Es así como los malvados encuentran su final.”
Moraleja: La maldad tiene un mal final.
El cuervo dijo, “Comprendo. ¿Qué debo hacer entonces con la serpiente?”
“Esa malvada tendrá su final merecido si haces lo que te digo” contestó la hiena. “Ve a un lugar frecuentado por la realeza. Debes robar alguna de sus joyas. Luego todo lo que tienes que hacer es tirarla donde vive la serpiente.”
El cuervo voló lejos y en breve vio unas cuantas damas reales bañándose en un río, sus ropas y adornos tendidos a la orilla. Descendió en picada y levantó una fina cadena de oro.
Observando esto, los sirvientes del palacio inmediatamente lo persiguieron con palos en las manos. “¡Regresa, maldito pájaro!” Gritaron y le tiraron piedras al cuervo mientras éste los conducía hacia a la guarida de la serpiente, donde dejó caer la cadena.
Los sirvientes llegaron a la guarida y vieron salir a la serpiente. Sin demora, la golpearon rápidamente con los palos y la mataron.
Astuto dijo, “Entonces es así que, por la ingeniosa estrategia, el débil puede superar al fuerte. Por lo tanto, aquellos que son inteligentes nunca desprecian ni siquiera al enemigo débil. Efectivamente, la inteligencia es verdadero poder. Solo con inteligencia una simple liebre superó a un poderoso león.”
Cuidadoso estaba curioso. “¿Y cómo hizo eso?”
Astuto entonces contó la historia.