El Ladrón y la Esposa del Granjero


Había una vez un acaudalado granjero que tenía una esposa algunos años más joven. A medida que se acercaba a la vejez, su esposa no estaba muy satisfecha con él  y pensaba constantemente en otros hombres. Se corrió la voz que ella estaba buscando un amante, entonces un cierto ladrón que vivía en la zona un día se acercó a ella.
“Hermosa mujer, mi esposa ha muerto y estoy solo. Pero, al verte, fui herido por la flecha de Cupido. Seamos amantes.”
La esposa del granjero estaba encantada por la propuesta del apuesto ladrón. “Sí, claro” contestó. “Adoraría estar contigo. Mi esposo es tan viejo que apenas puede caminar. Pero es rico. Esta noche robaré su dinero y me encontraré contigo. Luego podemos huir y disfrutar juntos de los placeres de la vida.”
“Muy bien” dijo el ladrón.
Esa noche se encontró con la mujer, que había traído consigo un gran saco de oro robado a su marido. Partieron enseguida y se dirigieron rápidamente al sur, charlando felizmente juntos mientras caminaban.
Después de un par de horas llegaron a un río y decidieron cruzarlo.
El ladrón comenzó a pensar para sí mismo. “¿Deseo realmente quedarme con esta mujer? Está aproximándose rápidamente a la madurez. Será una verdadera carga y sin duda no se puede confiar en ella. Lo que es más, alguien podría estar buscándola ahora mismo. Estaré en serios problemas si nos encuentran juntos.”
Pensando así, el ladrón decidió abandonarla. Le dijo a la mujer, “Yo iré delante, llevando el dinero sin peligro hasta el otro lado y luego regresaré por ti.”
“Lo que digas, mi amor” dijo la esposa del granjero.
“¿Por qué no me das tus ropas también?” dijo el ladrón. “Las llevaré hasta el otro lado y puedes ponértelas, intactas y secas, del otro lado.”
La mujer hizo lo que se le dijo y el ladrón se abrió camino por el río con el saco de oro, dejándola desnuda en la orilla. Apenas alcanzó el otro lado, salió corriendo velozmente, riéndose para sí mismo.
La esposa del grajero se sentó encorvada miserablemente en la ribera, con los  brazos cruzados sobre sus pechos. Mientras se lamentaba, vio aproximarse una hembra de chacal con un enorme trozo de carne en su boca. Súbitamente un gran pez saltó fuera del agua y aterrizó sobre la orilla. Viendo esto, el chacal dejó caer la carne y fue hacia el pez, pero de alguna manera se escurrió nuevamente en el agua. La desilusionada hembra de chacal regresó para tomar la carne otra vez, pero justo entonces una formidable águila descendió en picada y se la quitó.
Viendo esto, la mujer rió entre dientes para sí. Pero la hembra de chacal, escuchándola y entendiendo su situación, replicó, “Puede que no sea muy inteligente, buena dama, y puede que tú seas mucho más inteligente. Pero ahora, sin esposo ni amante, estás sentada desnuda en la selva.”
Moraleja: La lujuria conduce a la miseria
Dientes Terribles suspiró, “Así es que la avaricia y la lujuria nunca prosperan. Yo también he sido dominado por estos sentimientos y estoy ahora sufriendo los resultados.”
Mientras el cocodrilo se lamentaba, otro amigo suyo salió del mar y caminó hacia él. “Tengo algunos noticias para ti” dijo.
“Tu hogar ha sido ocupado por un cocodrilo mucho más grande que tú.”
“¡Oh, qué tragedia!” exclamó Dientes Terribles. “Sólo vean las miserias que se amontonan en una persona cuando el destino está en su contra. ¿Qué debo hacer ahora?”
El cocodrilo miró hacia arriba al árbol. No había señales de Boca Roja, solo las exuberantes ramas del árbol moviéndose suavemente en la brisa, sus frutas maduras meciéndose hacia adelante y hacia atrás.
Dientes Terribles llamó, “¡Boca Roja! ¡Amigo mío! ¿Cómo puedo obtener tu perdón? Necesito tu ayuda ahora. ¿Cómo puedo recuperar mi hogar que ha sido invadido por un poderoso enemigo? Qué bien que se dice en los Vedas,
Cuando te enfrentes a cualquier adversidad,
Primero recurre al consejo del sabio
Que se preocupa por tu prosperidad
Y te dará el consejo apropiado.”
“¡Desvergonzado sinvergüenza!” dijo Boca Roja. “No quiero saber más nada de ti. Ni tampoco debería darle consejo a cualquiera, solo a aquellos que son buenos de corazón. Y tú, señor, ciertamente no estás en esta categoría.”
Una lágrima cayó del ojo de Dientes Terribles. “¡Oh, cuan cierto! Si solo no hubiera sido tan tonto. Tú verdaderamente eras un buen amigo mío, Boca Roja, sin duda una noble persona. Por favor no me abandones ahora. Se dice que el virtuoso siempre devolverá lo bueno por lo malo, sin nunca sentir rencor hacia nadie.”
Boca Roja sintió compasión por el apenado cocodrilo. Decidió ayudarlo con un consejo y lo llamó, “Tus palabras me han emocionado, señor. Mi consejo para ti es pelear con este tipo que ha robado tu casa. Se dice,
Inclínate profundamente ante el noble,
Conspira contra aquellos que son fuertes,
Da regalos al más débil,
Pero en justa pelea.”
Boca Roja contó una historia sobre un chacal, para ilustrar sobre este punto.