El Chacal Diplomático


Había una vez un chacal llamado Sagaz que vivía en lo profundo del bosque. Un día, mientras hacía sus rondas se encontró con la carcasa de un elefante. Enseguida cayó sobre él y trató de arrancar su carne, pero a pesar de muchos esfuerzos no podía penetrar el grueso cuero.
“Esto es increíble” dijo. “Aquí tengo un gran festín, ¿pero como puedo disfrutarlo?”
Mientras pensaba qué haría, de pronto apareció un león en la escena. Enseguida Sagaz inclinó la cabeza hasta el suelo y se extendió hacia las patas delanteras del león.
“Mi Señor” dijo con gran humildad, “He estado vigilando este elefante para ti. Por favor acéptalo como regalo.”
“No consumo comida matada o dejada por otro” dijo el león. “Puedes comerla.”
“Cuan extremadamente generoso, su Majestad. Le doy las gracias.”
El león prosiguió su camino y el chacal suspiró de alivio. Pero al momento siguiente, para su horror, vio un tigre acercándose. “Mi Dios” pensó. “Esta poderosa bestia sin duda me matará por este elefante o por cualquier otra razón si está de mal humor.”
Pensando rápidamente, Sagaz fue ante el tigre y dijo, “¡Amigo! ¿Qué te trae por aquí? Te enfrentas a un grave peligro. Este elefante fue matado por un enorme león que me ha ordenado que lo vigile. Se ha ido al río para su baño, pero pronto regresará. Él me ha dicho que me cuide de los tigres, diciendo que un tigre una vez se sirvió de su carne sin ser invitado. “Por lo tanto he jurado limpiar toda la zona de tigres” dijo.”
“¡Buen Señor!” exclamó el tigre. “Gracias por advertirme, querido sobrino. Desapareceré inmediatamente. Te ruego, no le digas a tu amo que me viste.”
Dicho esto el tigre giró y salió corriendo. Sagaz rió entre dientes y luego vio encantado que se acercaba un leopardo.
“Justo el tipo para abrir esta carcasa” dijo para sí mismo. Llamó al leopardo, “¡Buen compañero! Bienvenido. Por favor sé mi invitado y toma un poco de esta distinguida carne de elefante.”
El leopardo miró sorprendido al elefante muerto. “¿Quién lo mató?” preguntó.
“Un león señorial y me ha dejado para que lo cuide. Pero no regresará por algún tiempo, por lo tanto por favor come todo lo que quieras.”
“Creo que no sería sabio” contestó el leopardo. “Hacerse enemigo de los leones no es una buena idea en absoluto. Se dice que mientras uno viva, vive para ver días felices. Por lo tanto creo que ahora me marcharé.”
“Oh, no seas tan débil de corazón. Yo vigilaré y te avisaré apenas el león venga hacia aquí.”
El leopardo se tentó y fue hacia la carcasa y la mordió profundamente. Pero justo cuando estaba por arrancar un pedazo de carne, Sagaz dijo, “¡Corre por tu vida! Escucho que viene el león.”
El leopardo se largó sin pensarlo dos veces. El alegre Sagaz entonces se preparó para comer el elefante, pero justo cuando estaba por comenzar vio a otro chacal acercándose.
“Esta vez no habrá conversación” pensó. Apenas el chacal estuvo cerca, saltó hacia afuera, desnudos los dientes y las garras y lo desgarró, haciéndolo huir  con el rabo entre las patas. Entonces Sagaz disfrutó la carne de elefante por un largo tiempo.
Moraleja: Diferentes enemigos necesitan de diferentes políticas
“Entonces lo ves” dijo Boca Roja, “la adecuada política debe ser empleada según al enemigo al que te enfrentas. Aquí estás contra un igual,  así que no le muestres misericordia. Si no lo haces, él echará raíces y te quitará todo. Ten en cuenta el siguiente proverbio,
De las vacas esperamos sustento
Y de los brahmanas, abstinencia.
De las mujeres esperamos debilidad
Pero de los parientes, ansiedad.”
Boca Roja continuó, “Y otra cosa, amigo mío. Si eres echado de tu casa y tienes que viajar al extranjero, no serás feliz. Aunque encuentres muchos deleites en tierras extrañas, a menudo la recepción es fría para los inmigrantes, especialmente de los de tu misma clase. Déjame contarte la historia del perro que dejó el hogar.”